Heredan nietos sabor y tradición en CO

Por Susana Arana/ VA Noticias 

Ciudad Obregón.- El legado de sabor y tradición que un día su abuelo formó cuando llegó a Cajeme desde su natal Durango, hoy quedó en manos de varios jóvenes, que orgullosos ponen el alto “los churros de la Guadalupe”.

Fue en 1966, cuando Don José María comenzó con el negocio por fuera de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, y 54 años después, sólo se desplazó unos cuantos metros, con muchos más consumidores. 

“Empezó mi abuelito con esta tradición, le siguió mi papá y ahora somos los hijos, tres generaciones ya. Nos han tocado personas que no viven incluso ya en este País y vuelven por las vacaciones y dicen que siempre que vienen a Ciudad Obregón tienen que venir a los churritos, porque se acuerdan que su abuelito o sus papás los traían cuando eran niños”, platicó Mayra Fernanda Carmona Moroyoqui.

Aunque los nietos le apostaban a una profesión fuera o distinta al negocio familiar, el destino los trajo de regreso a Obregón, comentó, donde ahora deleitan paladares con los tradicionales churros, desde octubre hasta marzo. 

“Nos ponemos el segundo domingo de octubre, por lo mismo de que somos una tradición la pandemia no ha afectado (las ventas), la gente está esperando los churritos, seguimos los protocolos de salud, recibimos unas 350 personas al día, de 5 de la tarde a 11 de la noche, o hasta que el último cliente se vaya, es un negocio 100% familiar”, mencionó.

Con el tiempo, la receta se ha ido modificando y se les han ido añadiendo otros ingredientes como cajeta, lechera, babaría, mermeladas y otros ingredientes a los churros, indicó, sin embargo, los tradicionales de azúcar y canela siguen siendo los favoritos de toda la población.

“Es un legado que no queremos que se rompa, incluso los hermanos que estamos ahorita haciéndonos cargo del negocio, todos nos encontrábamos fuera de la ciudad, ya viviendo y ejerciendo nuestras carreras y nos tuvimos que venir todos a seguir con el legado”, destacó.

Tras el fallecimiento de su padre, Don “pepe”, como lo conocían sus amigos, hace pocos meses, con mayor orgullo han tomado la “batuta” del lugar que fue el segundo hogar para la familia, pues día y noche se colocaba ahí toda la dedicación y esfuerzo que ya ha pasado generación tras generación. 

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